martes, 1 de marzo de 2011

¿Qué es más ecológico, el libro en papel FSC o el libro digital?

Obra de Jacqueline Rush Lee con hojas de papel


El camino hacia la digitalización del libro se cierne inexorable. Sin embargo, es conveniente detenerse a reflexionar sobre determinados aspectos que solemos dar por incuestionables, como por ejemplo, la relación directa que establecemos a priori entre la digitalización y un consumo cultural más ecológico.  La eliminación de límites tales como el almacenamiento del libro, los altos porcentajes por distribución y venta que asume su PVP, incrementándolo considerablemente, la facilidad de acceso y portabilidad… son muchas de las razones que argüimos como ventajas de los nuevos formatos digitales frente a los impresos. Demasiados, ante el débil argumento de la querencia física del papel y su posesión en nuestros estantes. Sin embargo, es curioso constatar que justo cuando la voluntad general se erige en defensa de un cambio justificado en la mejora de hábitos sostenibles (p.e. el Plan de Contratación Pública Verde, aprobado en Cons. de Min. Desde el 11 Enero del 2008, que obliga a reducir el uso de papel, en un 40%, en las administraciones públicas), los certificados ecológicos, como el FSC, que garantizan la sostenibilidad de todo el proceso de elaboración del papel, adquieren más presencia que nunca como ventajas competitivas en el mercado de las Artes Gráficas. Y entonces es necesario plantearse la cuestión. Si un libro impreso en papel está generando el desarrollo de una energía no sólo limpia, sino que contribuye a limpiar como ninguna otra  es capaz de hacerlo,  cuya riqueza repercute en poblaciones en riesgo de extinción, y ya no me refiero a la flora y la fauna de algunos bosques centenarios que actualmente y cada vez más se gestionan a través de estos rigurosos controles de calidad, sino a la población de personas que comienzan a depender económicamente de la gestión sostenible de sus propios bosques, entonces… no puedo ver el problema medioambiental que la inexorable digitalización promete paliar, sino todo lo contrario; y entonces, es cuando la pendiente hacia abajo que nos conduce a la revolución de los nuevos formatos, encuentra una límite, ante el cual, sí creo que es posible detenerse. Y ya no puede hablarse tan a la ligera de la desaparición del libro impreso.


E. Marín Ramos.